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12
Ago

La importancia de las cosas pequeñas (#Mójate! nº2)

Hoy quiero hablaros de dos cosas pequeñas que hacen verdadero estragos en el medio marino: las colillas y los globos, dos cosas encontradas en mi última limpieza de playa. Ver el vídeo en

#Mójate! Segunda Entrega. La importancia de las cosas pequeñas

Tan pequeña que es una colilla ¡Y hay que ver el gran daño que hace! Y no sólo me refiero a la cantidad de colillas que los fumadores dejan sobre la arena como si la playa fuese un enorme cenicero.

Se calcula que alrededor de 5 billones de colillas son tiradas al medio ambiente en todo el mundo cada año. De hecho, las colillas se han convertido en la forma más común de basura que se encuentra en el medio marino

Pero hay más... Recientes estudios hablan de la posibilidad de que las colillas se conviertan en una fuente importante de contaminación al convertirse en el conducto que transporta al mar metales, algunos de ellos muy peligrosos (entre los que se incluyen el cadmio, el hierro, el arsénico, el níquel, el cobre, el zinc y el manganeso). De esta forma, estos metales entrarían a formar parte en la cadena alimentaria. La carga de veneno varía de una colilla a otra dependiendo de cómo se ha cultivado el tabaco y de la aplicación de plaguicidas y herbicidas.

Los filtros de los cigarros están hechos de acetato de celulosa y se calcula que tardan diez años en descomponerse.

Siento aguar la fiesta pero os voy a contar algo que os va a hacer replantearos la belleza de una suelta de globos para celebrar algo a lo grande, o usar decenas de globos para hacer vistoso un cumpleaños. Precisamente, en mi última limpieza, parece ser que había habido un cumpleaños en algún sitio cercano a la playa y me encontré unos cuantos trozos de globos de diferentes colores.

Los globos que llevamos utilizando desde niños están hechos de poliuretano. ¿Qué significa esto? Pues que son altamente contaminantes, no se pueden reciclar y tardan la friolera de 450 años en desaparecer.

Otra variante de globos son los metálicos, que también hacen estragos.

Un globo hinchado con helio puede viajar hasta 3.000 kilómetros de forma que da igual que se vuele en una ciudad: acaba haciéndose pedacitos y llegando a bosques, lagos, ríos, mares y océanos en donde arrasan con tortugas y mamíferos y aves marinas. Las cintas que los acompañan también provocan muchas víctimas.

Normalmente la muerte se produce porque el globo daña o bloquea el sistema digestivo e impide que el animal coma de forma que muere lentamente de hambre. Pongo dos ejemplos de esto: pequeños fragmentos de globos de látex pueden tardar hasta 4 meses en recorrer el aparato digestivo de una tortuga boba y se han dado casos en que un solo globo de papel de aluminio ha provocado la muerte de un cachalote.

Los daños son de tal magnitud que algunas regiones de los EEUU, Reino Unido y Australia han prohibido la suelta masiva de globos. Un estudio de la Marine Conservation Society de 2013 desveló que en tan sólo 12 años se había triplicado el número de globos encontrados en las playas del Reino Unido llegando a la cifra de 11,5 globos cada kilómetro.

La buena noticia es que hay al menos una alternativa: compra globos de látex que, al menos, son en gran medida biodegradables en unos 6 meses (aunque no se degraden al 100 %). Mejor aún es el hacerse con globos de papel.

Y, ya sabes, si vas a la playa, llévate una bolsa y recoge todo lo que encuentres que no debería de estar sobre la arena!

#Mójate! #limpiatuplaya #limpiatumar

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