Por fin tengo página web

¡Por fin tengo página web! ¡Y mira que tardado casi un año en ponerla en marcha!

Muchas veces en la vida no se sabe lo que es mejor o peor. Mi querido amigo-primo

Juanje me convenció de que para mí era importantísimo tener una página y él, que trabaja como

informático, se ofreció a ponérmela en marcha gratis. Eternamente agradecida por este maravilloso

ofrecimiento. Su propuesta era genial, en principio pero… ¡No funcionó! ¿Por qué? Pues porque mis conocimientos de informática se limitan a usuaria sobrevividora de avatares tecnológicos con un nivel indeterminado que está algo por encima de lo básico. Mi primo, a cientos de kilómetros de distancia, trataba de explicarme el entramado de cosas que necesarias para la construcción y mantenimiento de una web mientras mi cerebro trataba inútilmente de procesar esa información que parecía llegarme cifrada en chino. Intentar primero adivinar lo que me decía y luego plasmarlo en algo virtual era algo que me sobrepasaba con creces. ¡Y eso que sólo era el comienzo!

Finalmente, después de un año, me decidí a contratar a una profesional y de repente he sentido como si me quitara una losa de encima. Estoy feliz y tranquila porque todo ese “lado oscuro” de un montaje de una página web, los entresijos que sólo conocen los que a estas cosas se dedican, los tengo cubiertos y por fin entiendo de qué se trata a grandes rasgos ya que la persona está a mi lado, tiene un amplio bagaje de construcción de redes y me aporta muchas ideas y opiniones que encajan totalmente con mi estilo. Ahora voy lanzada y todo fluye.

Así comienzo mi singladura por la web y poco a poco iré construyendo mi universo virtual en el que compartiré mis andanzas por tierra y mar, experiencias personales, gentes que he conocido, opiniones sobre lo que está pasando en el mundo y mucho más.